martes, 24 de mayo de 2011
miércoles, 25 de agosto de 2010
viernes, 16 de julio de 2010
Por 200 años y un Bicentenario
Del viernes 21 al martes 25 de mayo, la alegría se apoderó de miles y miles de personas que colmaron las calles del centro porteño. Durante cinco días se vivió un clima festivo muy pocas veces visto.
La Plaza de La República; donde se planta el Obelisco, fue el corazón de los festejos. La Patria cumplió 200 años, centenares de artistas nacionales e internacionales, así como delegaciones de las distintas provincias argentinas estuvieron presentes.
El pueblo dio la lección, se unió y participó de este momento histórico. Todos, sin importar estrato social, compartimos el mismo espacio, desde vendedores de banderitas, garrapiñadas, el lingera al que le invadieron su dormitorio, hasta la familia que disfrutó del folklore, o la que disfrutó de la Sinfónica, no faltaron los inducidos por intereses políticos, los oficialistas y los opositores. La Biblia y el calefón.
Mientras los gobernantes, se encontraban en disputa por intereses personales o internas políticas, un pueblo entero festejaba con alegría el ser un país libre, quizás sin plena conciencia de ello, sin embargo su presencia fue la postal.
En lo simple está lo esencial, en saber que Argentina une, invita, es solidaria, es parte, es por siglos un país de inmigrantes que a través de su cultura, sus tradiciones, su música y toda esa diversidad, se sumaron a la fiesta y también le rindieron homenaje a la Patria.
El Bicentenario se festejó en todo el territorio pero también fuera de él; en la cena de gala de La Casa Rosada se sirvió cordero patagónico con papas, de postre mousse de maracuyá, en París en una fiesta organizada por la embajada, los argentinos degustaron empanadas, carne argentina y de postre panqueques con dulce de leche, respetando tradiciones.
No hay nada que escape del hecho político, de las diferencias, no obstante el país entero disfrutó de su fiesta. Muchos nos llevaremos como recuerdo de este bicentenario, imágenes grabadas en la retina.
Es un buen momento para reflexionar, qué queremos construir hoy, para un futuro mejor de los argentinos.
Ane M
La Plaza de La República; donde se planta el Obelisco, fue el corazón de los festejos. La Patria cumplió 200 años, centenares de artistas nacionales e internacionales, así como delegaciones de las distintas provincias argentinas estuvieron presentes.
El pueblo dio la lección, se unió y participó de este momento histórico. Todos, sin importar estrato social, compartimos el mismo espacio, desde vendedores de banderitas, garrapiñadas, el lingera al que le invadieron su dormitorio, hasta la familia que disfrutó del folklore, o la que disfrutó de la Sinfónica, no faltaron los inducidos por intereses políticos, los oficialistas y los opositores. La Biblia y el calefón.
Mientras los gobernantes, se encontraban en disputa por intereses personales o internas políticas, un pueblo entero festejaba con alegría el ser un país libre, quizás sin plena conciencia de ello, sin embargo su presencia fue la postal.
En lo simple está lo esencial, en saber que Argentina une, invita, es solidaria, es parte, es por siglos un país de inmigrantes que a través de su cultura, sus tradiciones, su música y toda esa diversidad, se sumaron a la fiesta y también le rindieron homenaje a la Patria.
El Bicentenario se festejó en todo el territorio pero también fuera de él; en la cena de gala de La Casa Rosada se sirvió cordero patagónico con papas, de postre mousse de maracuyá, en París en una fiesta organizada por la embajada, los argentinos degustaron empanadas, carne argentina y de postre panqueques con dulce de leche, respetando tradiciones.
No hay nada que escape del hecho político, de las diferencias, no obstante el país entero disfrutó de su fiesta. Muchos nos llevaremos como recuerdo de este bicentenario, imágenes grabadas en la retina.
Es un buen momento para reflexionar, qué queremos construir hoy, para un futuro mejor de los argentinos.
Ane M
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